De la angustia al desahogo

De la angustia al desahogo

Sacha Vela es jugador de Juventud Unida de Gualeguaychú. Tiene la frescura propia de sus 22 años y muchas ganas de abrirse camino en el fútbol. Pero en mayo pasado, la vida le plantó una dificultad cuyos detalles ahora relata con simpleza, aunque íntimamente sabe lo que significó cada capítulo, para él y para su familia.
Acompañado por Silvia Vela, su tía paterna, el delantero del club entrerriano quiso agradecer las atenciones recibidas por la Obra Social de Futbolistas en medio de la crítica situación que le tocó vivir, porque, de acuerdo al relato de lo sucedido, ese aspecto fue clave para el desenlace positivo de la historia. "No me hicieron faltar nada. La atención de la Obra Social fue de primera, y no me olvido que el día en el que tenían que trasladarme sí o sí de Entre Ríos a Buenos Aires era un domingo. Sin embargo, aquí resolvieron todo y pude viajar e internarme en la Clínica Santa Isabel".
Sacha contó paso a paso el inconveniente de salud que lo afectó: "Empecé a sentir que me faltaba fuerza, transpiraba mucho, estaba débil. Llegó un momento en el que temblaba y apenas caminaba. Había como una epidemia de gripe y en principio parecía eso, después me dijeron que podía ser una infección urinaria, pero el cuadro fue empeorando y en los análisis no salía nada extraño". Silvia agregó detalles: "Cuando finalmente lo internaron en Gualeguaychú, un médico pensó que podía tratarse del sindrome de Guillain-Barré, lo cual más tarde quedaría desestimado. Había que derivarlo urgentemente y ahí apareció la gestión de la Obra Social, que realmente fue maravillosa por la celeridad y la eficacia en momentos tan difíciles. Hablamos con Ana María Spirito y ella insistió e insistió hasta que se consiguió una cama en la Clínica Santa Isabel. La neuróloga que lo recibió enseguida hizo su evaluación y, tras una resonancia magnética, detectaron una lesión en la médula. Una vez que se supo cuál era el problema, se lo atacó con corticoides. Y ya en la segunda aplicación se produjo una mejoría. Fue una esclerosis múltiple, aunque no común, sino que ataca a jóvenes y por lo general a deportistas".
En el final de la charla, Sacha Vela habló del presente y del futuro: "Tengo que tomar una medicación, una pastilla, quizás de por vida, pero por suerte ya me dieron el alta, empecé a entrenarme normalmente e hice la pretemporada con el plantel". La última frase la acompañó con una sonrisa, como para confirmar que ahora ya no piensa en pelear contra una enfermedad, sino en dedicarse de lleno a lo que más le gusta: jugar al fútbol.
 

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